EL OBJETIVO DE ESTE BLOG ES "LLAMAR LA ATENCIÓN" SOBRE LA EXISTENCIA DEL TDAH EN
ADOLESCENTES Y ADULTOS





El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético.




Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.



El Déficit de Atención con Hiperactividad está relacionado con una falta de balance en la producción cerebral de dos neurotransmisores: Dopamina y Noradrenalina.



El TDAH como entidad clínica se encuentra recogido en la Clasificación internacional de enfermedades, décima revisión (CIE-10), la cual representa un marco etiológico.

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domingo, abril 18, 2010

¡ Conflictos Familiares Tdah ¿es Posible Mejorar La Convivencia

Publicado por José Javier González Lajas en 22 Marzo 2010

En la familia el TDAH tiene un alto poder impactante porque el niñ@ con TDAH requiere una mayor dedicación, más formación por parte de los padres y más recursos económicos para su tratamiento. La crianza-educación supone una reordenación de la dinámica familiar porque siempre son niñ@s que necesitan que les dediquen más tiempo y que la estructuración de la vida familiar sea más intensa (horarios, ocio, estudio, espacios, relaciones interpersonales y posibilidades de “respiro” y descanso para los padres y herman@s. Las dificultades para llevarlo a cabo, a fecha de hoy son evidentes, sobre todo por el hecho de conciliar la vida familiar y laboral que en el caso de familias con TDAH, replantean requerimientos especialmente intensos.

La necesidad de que los padres cuenten con una formación adecuada que incluya una información significativa sobre el conocimiento de las principales características del TDAH y sobre el papel esencial y fundamental que desempeñan en su tratamiento, así como la adquisición de las habilidades pedagógicas elementales, constituyen una necesidad más que deben satisfacer las familias en las que se integra algún afectado por TDAH.

Cuando su hij@ tiene problemas para obedecer órdenes o parece hacer lo contrario a lo que se le pide, cuando para que haga algo hay que decírselo infinitas veces y ordenarle algo se convierte en un “infierno”… no cabe duda de que la hiperactividad no es sólo un problema del sujeto afectado por el déficit de atención y alteraciones del comportamiento que presenta, ya que el impacto adverso que tiene sobre la vida cotidiana se deja sentir en casa, en el colegio y obliga a intervenir directamente a las personas que conviven con él.

Por todo ello, sirva a modo de ejemplo el siguiente testimonio de una madre:

“… Mi hij@ no obedece nunca, no parece escuchar cuando le hablamos y provoca constantemente conflictos en casa con la única finalidad de molestarnos y enfadarnos. A penas se entretiene con nada, siempre está cambiando de actividad, incluso sin haber finalizado la anterior. Como resultado de todo esto, el ambiente en casa es irrespirable, muy tenso y conflictivo. Las relaciones entre nosotros y nuestro hijo son cada día más complejas y difíciles. También nos irrita y desespera muchísimo su desobediencia y negativa para hacer las tareas escolares. Además, su carácter desafiante, nos perjudica seriamente a todos, y las relaciones con sus herman@s, son pésimas, y las discusiones y peleas entre ellos son frecuentes…”

Al principio, en la mayoría de las ocasiones, los padres se esfuerzan por estar a la altura de las exigencias y retos que les plantean los problemas y dificultades de sus hij@s, tratando de responder satisfactoriamente a los requisitos y demandas. Tienden a comprometerse e implicarse muy intensamente en la tareas de fomentar el autocontrol y la adaptación de sus hij@s e intervienen con mayor esfuerzo y entrega con la única finalidad de controlar el comportamiento caótico, alterado e inesperado de los niñ@s.

Transcurrido cierto tiempo, durante el cual las interacciones se ven influenciadas por las limitaciones y excesos del niñ@, además de los intentos de control y compensación de los padres, la experiencia diaria, le revela que no existe una correspondencia entre su trabajo y esfuerzo, en relación a la mejora del comportamiento que detectan en su hij@, ya que pese a los esfuerzos de ambos, no se percibe ningún cambio significativo.

El resultado de esta realidad, se traduce en estrés, desánimo, percepción de incompetencia, e incluso reacciones de cierta intolerancia en las dificultades y problemas del niñ@, además, de menor sensibilidad en la interacción con su hij@ TDAH, originándose relaciones conflictivas padres-hijo, características de este cuadro.

Las interacciones con los herman@s resultan también difíciles y complicadas, ya que habitualmente provocan conflictos y discusiones, además de ser poco sensibles al razonamiento con sus herman@s, sobre todo cuando insisten en querer hacer algo que molesta a estos o quieren manipular algún juguete, disco, libro, o mismamente manejar la Play Station o Nintendo DS que sus herman@s utilizan normalmente.

Estos, perciben la convivencia diaria confusos, irritados y cansados por la dinámica familiar y generalmente están molestos y disgustados debido a la atención intensa y dedicación unidireccional que la mayoría de los padres suelen prestar.

En líneas generales, la forma de actuar de los padres está definida por dos aspectos muy significativos:

1.Las exigencias respecto al rendimiento y progreso académico según sus expectativas y en comparación a cómo se desenvuelven sus hermanos respecto a estas asuntos.

2.Preocupación por el incumplimiento reiterado por parte del niñ@ TDAH de normas de convivencia y reglas que rigen el funcionamiento familiar (horarios, responsabilidades individuales, comer, dormir, etc.).

Ante esta perspectiva, los padres, cada vez toleran menos los incumplimientos del niñ@ y pasa a adquirir el perfil o la etiqueta de “niñ@ problemático y difícil”.

“…Si dices que quieres hacer lo que te indicamos ¿por qué no lo haces?…”

“…Aunque afirmas que no volverás a meterme en líos, ¿por qué al ratito se te olvida y todo sigue igual…?”

“…Cuantas veces nos has asegurado que cumplirás con tus responsabilidades, y a la hora de la verdad, todo sigue igual…”

El niñ@ TDAH, en la mayoría de las ocasiones, suele ignorar estas indicaciones y hacer caso omiso a las indicaciones de los padres y desobedecer, circunstancia que normalmente desencadena en discusiones, amenazas y enfados, que van configurando una dinámica familiar en la que se deterioran significativamente las relaciones entre sus miembros y se reduce la autoestima del niñ@ con TDAH.

Cuando fallan los métodos de disciplina tradicionales, generalmente los problemas asociados al TDAH suelen ser la causa principal además de mediar los frecuentes conflictos y disputas familiares y conyugales.

Esta consecuencia, está avalada por varias investigaciones científicas que manifiestan que los niñ@s con TDAH tienen “un don” para contribuir a perturbar significativamente la vida familiar, trastornar la vida de los padres e incrementar su estrés.

Esta rutina tan conflictiva y tensa desencadena en los padres enfados y sentimientos de frustración, que se incrementan cuando son conscientes de que las estrategias y métodos educativos y de disciplina que habían puesto en práctica hasta la fecha y creían conocer bien, no funcionan con este hij@ con TDAH. De tal manera, que la experiencia personal asociada al fracaso que acumulan al intentar resolver los conflictos de la forma que conocen, les genera una serie de consecuencias familiares y personales que se pueden sintetizar en los siguientes apartados:

•Agotamiento emocional, incertidumbre, cansancio, sentimientos de culpa, frustración, y autocrítica en términos de negligencia o ineficacia en la crianza-educación de su hij@ con TDAH.

Cuestiones habituales como:

“… ¿Qué estamos haciendo mal?…”

“… ¿Dónde nos estamos equivocando?…”

“… ¿Hagamos lo que hagamos, esto va a ser siempre así?

Están presentes frecuentemente en su cabeza por lo necesitan encontrar una respuesta efectiva a sus preguntas.

•Otro aspecto primordial que preocupa a los padres es la crítica y reprobación de la que pueden ser objeto desde el propio entorno familiar (abuelos, hermanos, tíos), escolar (profesores, terapeutas, director centro escolar) profesional y social (amigos, compañeros). Esta preocupación se asienta en los comentarios y observaciones de carácter sutil pero no explícito que escuchan en relación a sus hij@s con TDAH:

“… Le consientes todo y no le riñes…”

“… Debes replantearte la forma que tienes de educar a tu hij@…”

“… Tienes poca autoridad con tu hijo…”

“… Le compras todos los caprichos que quiere, está totalmente consentido…”

“… No le dedicas el tiempo suficiente…”

•En otro sentido, suele ser habitual también encontrarse en situaciones en las que los padres pueden “perder el control”, incrementando significativamente las discusiones y confrontaciones de una forma más intensa y duradera. En consecuencia, la convivencia familiar se deteriora y con frecuencia va acompañada de tensiones, críticas y reproches recíprocos entre ambos padres que se censuran mutuamente por su tolerancia excesiva y sus exigencias desmesuradas para con el niñ@.

En este ambiente, las relaciones padres-hij@s son cada vez más complicadas y hostiles, lo cual disminuye de forma evidente las posibilidades de éxito en la resolución de problemas y conflictos en casa: los contactos, las muestras de cariño y afecto y las interacciones positivas son escasas, breves o prácticamente nulas.

•Se consolida el perfil del niñ@ como “…incontrolable, problemático, difícil…”, al tiempo que se fortalece la creencia de responsabilizarle de los conflictos y alteraciones que se generan en la vida familiar.

En realidad la conflictividad familiar con origen en el comportamiento disruptivo del niñ@ se desarrolla según una secuencia que puede describirse de la siguiente manera:

1.Los padres usualmente dan instrucciones y órdenes dirigidas a que el niñ@ realice según sus directrices, las actividades, tareas, conductas y responsabilidades.

2.Dichas indicaciones no van seguidas de la conducta esperada. Éste ignora las órdenes, desobedece y realiza cualquier otra actividad al margen de la indicada, excusándose diciendo que estaba pensando en otra cosa o que se le ha olvidado lo que le decían.

3.Este comportamiento, genera en sus padres irritación, tensión, frustración, cansancio y decepción.

4.Los padres, cuando han visto fracasar las diferentes tentativas de control y modificación (dialogar con él, persuadirle, o razonar sobre su comportamiento) suelen responder con reproches, amenazas y castigos.

Ahora bien, si los episodios son muy frecuentes y se repiten diariamente, también pueden tolerar que el niñ@ “haga lo que quiera” limitando su actuación a amenazas ocasionales, eludiendo reproducir órdenes e insistiendo en las responsabilidades y obligaciones del niñ@ en el hogar, de tal forma que asumen los “deberes” de su hijo y comienzan así, cierta tolerancia hacia su comportamiento disruptivo.

5. No obstante, los conflictos reiterados y la escasa respuesta favorable del niñ@ con TDAH repercute en los padres y genera como ya hemos comentado anteriormente, algunas de las siguientes consecuencias: negación de lo que sucede, sentimiento de culpa por actuaciones pasadas, preocupación por las consecuencias de las estrategias disciplinarias que utilizan, aceptación de las circunstancias y problemática de su hij@, toma de decisiones respecto a consultar con profesionales para que les orienten y asesoren, y, planteamiento e inicio de un plan de intervención.

Siguiendo la línea de actuación habitual basada en la premisa de que es imprescindible “conocer y comprender lo qué ocurre para saber qué hacer”, a continuación, se expondrán algunas indicaciones, que en la medida de lo posible, les ayudarán a manejar y mejorar el comportamiento de su hij@ en casa:

1. Es esencial ser capaces de “empatizar”, es decir, “ponerse en el lugar del otro”, en este caso, su hij@ con TDAH. Deben comprender que su comportamiento disruptivo, desobediente, indisciplinado, problemático, etc., no responde a una intención deliberada de fastidiar o desafiar.

2. Deben tratar de juzgar la realidad desde diferentes perspectivas. “No sean jamás exigentes e intransigentes”, enfádense sólo por lo que realmente es importante, si reflexionan se darán cuenta que en la mayoría de las ocasiones, buena parte de los conflictos y disputas que mantienen con su hij@, en realidad, no merecen tanto enfado y hostilidad.

3. Aprendan a prestar atención positiva a su hij@, si es menor de 9 años, designen 20 minutos al día, que será su “tiempo especial” al menos con uno de ustedes (no puede haber otros niños) y pasen ese tiempo exclusivamente con su hij@. Con los niñ@s pequeños hay que empezar diciéndoles que ha llegado su “ratito especial” para jugar y preguntarles qué quieren hacer. No intenten dirigir ni controlar la actividad, simplemente relájense y pásenlo bien intentando entender lo que hace e interesándose. Cuando lleven unos minutos observando, empiecen a describir en voz alta algunas de las cosas que hace para mostrar su interés pero no hagan preguntas (excepto si no entiende lo que hace o lo que significa), tampoco corrijan lo que hace, aunque tenga dificultades o lo haga “mal”. Después, digan de vez en cuando alguna frase de aprobación o de admiración que lo anime (…qué bien lo estas haciendo, me gusta mucho cuando juegas así, en silencio…) o denle muestras de aprobación no verbales: un abrazo, una caricia, una sonrisa, un guiño, etc. Si el niñ@ empezará a portarse mal, deben intentar ignorarlo mirando a otro lado, pero si sigue, díganle que no van a jugar más con él hoy, porque no se está portando correctamente, levántense y salgan de la habitación. Si el niñ@ es mayor de 9 años, no es necesario que sea un periodo de tiempo tan estructurado, simplemente busquen un “espacio” cuando su hij@ esté jugando y únanse a él interesándose por lo que hace.

4. Usen la atención positiva para mejorar la obediencia de su hij@. Ahora que ya saben prestar atención positiva en el juego de su hij@, deben extenderla a cuando el niñ@ está obedeciendo o siguiendo instrucciones suyas de forma adecuada. Así conseguirán que esté más dispuesto a obedecer cuando ustedes le piden algo. Cuando le den una orden, no se marchen, quédense para ver cómo la cumple, y díganle lo contentos que están por lo bien que lo está haciendo: “…qué bien lo estás haciendo…, fantástico…, ya verás cuando le diga a papa/mamá lo bien que lo estás haciendo…, qué orgullos@ estoy de ti…”. Esto son algunos ejemplos de prestar atención positiva, pero quizás sea mejor que cada uno de ustedes busque su propia forma, según crean para estimularle mejor. Si su hij@ hace algún trabajo sin que hayan necesitado decírselo, deben reconocérselo aún con mayor intensidad y tengan en cuenta que no es el momento para buscar la perfección, simplemente díganle lo orgullosos que están de que lo haya hecho sólo. Deben animarle siempre en todas las cosas que haga bien y busquen a partir de ellas, que obedezca inmediatamente para intentar animarle y motivarle especialmente cuando lo haga bien, en una palabra: “pilléenlo siendo bueno”. A continuación, y después de haber trabajado esto durante al menos una semana, busquen momentos en que su hij@ no esté muy ocupado y pídanle pequeños favores: “… ¿me alcanzas aquella revista?, ¿puedes sujetar aquí, mientras doblo esta sábana?…” Es decir, pequeñas ayudas que solo requieran unos segundos, pero intenten repetirlo varias veces al día y luego deben darle las gracias y anímenle por haberlo hecho: “…cómo me gusta cuando me ayudas así…”, siendo su objetivo principal aumentar las posibilidades de que lo haga bien para poder reforzar su buen comportamiento.

5. Traten de dar órdenes más eficaces, concisas y claras. El propósito de esta indicación es mejorar la forma en que ustedes le piden a su hij@ que haga algo u obedezca sus instrucciones. Lo primero que tienen que tener en cuenta es que sólo deben seleccionar y mandarle hacer cosas que realmente quieran que se hagan, es decir, eliminen los cientos de órdenes que dan cada día y de las cuales sólo se cumplen la mitad. Nunca den las órdenes en forma de favor ni de pregunta. No digan: “…¿Por qué no recoges los juguetes ahora?…” Simplemente digan la orden en un tono firme y directo: “…Recoge los juguetes…”. Otro aspecto importante es no dar demasiadas órdenes a la vez, deben reducirlas a pasos pequeños y sencillos. Cuando ordenen algo deben asegurarse que no hay distracciones (televisión, música, juegos, etc.) y que su hij@ está prestando atención. A continuación, pídanle afectivamente que la repita para cerciorarse de que la ha entendido.

6. Procuren ser coherentes y consistentes en la aplicación de reglas y normas de disciplina. Deben esforzarse en mantener el control y no se dejen llevar por la ira y las tensiones, sin olvidar nunca que, pese a los esfuerzos que realiza, su hij@ no logra autocontrolarse como a ustedes le gustaría.

7. Eviten los castigos desproporcionados y aquellos que se proponen para mañana, la semana o el mes que viene, ya que son niñ@s que viven al instante y no tienen conciencia de futuro. Recuerden que recurrir reiteradamente al castigo para manejar y controlar la conducta de su hij@ invalida la utilidad del mismo, puede afectarle emocionalmente y mermar su autoestima. Si creen que esto les ha podido suceder, sería interesante que reflexionen sobre ello y que se pregunten cuál era su propósito al castigar a su hij@ y si ha servido para algo, porque la experiencia de castigar sin buscar un objetivo claro no tiene sentido.

8. Recuerden siempre que es preferible castigar a través de la carencia o retirada de premios que mediante castigos físicos. Cuando el mal comportamiento es más serio, puede usarse el “time out” o “tiempo fuera”, que significa retirar al niñ@ a un sitio tranquilo, aislado para cumplir un tiempo de penalización: “…Si no haces lo que te digo te tendrás que sentar en la silla del rincón…”, por cada año de edad deberá sentarse en la silla un minuto. Durante este tiempo nadie puede hablar con el niñ@ y no empieza a contar hasta que no deje de quejarse, y si se levanta otra vez, empieza de nuevo. Si aún así el niñ@ se levanta, deberá estar con el sujetándole, pero sin pegarle. Una vez que su hij@ cumpla el castigo, deberán preguntarle por qué le han castigado, y una vez que lo diga, deben felicitarle por haber cumplido el castigo y decirle que está perdonado. Pero no se les ocurra prepararle una merienda ni darle mimos especiales, porque sino el castigo perdería su efecto.

8. Después de los enfados deben darle la oportunidad de justificarse y aceptar sus disculpas. A continuación, deben recordarle las normas e insistan en que le corresponde cumplirlas y adaptarse a las reglas conocidas y acordadas por él, sin olvidar reforzar y apoyar los intentos de solución que el mismo niñ@ pueda plantearles, de tal modo que están transmitiéndole confianza en sus posibilidades y asegurando su autoestima.

9. Deben acordarse de reforzar, alabar, premiar y recompensar mediante signos de aprobación (sonrisa, caricias, mirada afectuosa, guiños) los logros diarios por muy insignificantes que sean y los esfuerzos de su hij@ hace, para inhibir y controlar su comportamiento disruptivo y comportarse como se espera de él.

10. Aprendan a observar el comportamiento de su hij@, a analizar las situaciones más comprometidas en casa y en lugares públicos y anticipen las dificultades. Deben programar la vida familiar estableciendo rutinas y hábitos que el niñ@ conozca con la única finalidad de ayudarle a ir ajustándose a las normas. Eviten la improvisación en la medida de lo posible y en caso de alteraciones en la rutina, comuníquenselo previamente para que no afecte negativamente a el control e inhibición de su comportamiento.

11. Intenten “negociar” en vez de “imponer”. Traten siempre de negociar con su hij@ y acuerden con él los quehaceres y obligaciones que a su entender debe realizar en casa. Si reflexionan sobre ello, observarán que es el único modo en que ambos obtienen amplios beneficios porque existe un compromiso por ambas partes al saber que él puede cumplir las normas y ustedes podrán pedirle responsabilidades, con un coste emocional previsiblemente menor.

12. Eviten la espiral que conduce a los conflictos, las tensiones, la irritación, la hostilidad y la frustración que causan las malas relaciones en casa tanto para su hij@ como para ustedes. Para lograr alcanzar este objetivo, es necesario tener en cuenta lo siguiente: no se planteen grandes objetivos, concéntrense en los logros diarios, organicen la vida familiar en torno a hábitos, rutinas y horarios que permitan regularizar el comportamiento de su hij@ y traten de evitar la sobreestimulación ambiental.

13. Recuerden que el enfado y malestar comprensible que les origina el comportamiento disruptivo, activo, incontrolado e indisciplinado no puede imponerse jamás y relegar las muestras de cariño y afecto hacia él. El niñ@ debe observar en todo momento que se le tiene en cuenta y ustedes reflexionar y ser conscientes de que las dificultades, exigencias y experiencias de fracaso a las que hace frente su hij@ requieren contar con toda su dedicación y apoyo incondicional.

14. Para finalizar, es esencial diseñar un plan de actuación dirigido por la estabilidad, consistencia y regularidad en su comportamiento para hacer frente a los problemas y dificultades que pueda presentar.

El manejo de los problemas característicos del trastorno requiere que los padres emprendan una tarea trabajosa y planificada, basada en la reflexión y autocrítica respecto al modo de responder habitualmente a los retos que supone el comportamiento problemático y disruptivo del niñ@ con TDAH, con la única finalidad de organizar, estructurar y disponer favorablemente el ambiente familiar y adoptar las medidas oportunas para controlar el estrés asociado que inevitablemente experimentan.

No resulta fácil para los padres admitir y reconocer que existen problemas, ya que la “normalidad” de los signos externos (conducta y apariencia) encubre la realidad, naturaleza y dimensiones de un problema complejo que comienza a dibujarse en el horizonte de la convivencia familiar cuando a los padres les preocupa, no el modo y manera como se comporta habitualmente su hij@, (nada peculiar o extravagante), sino las dimensiones cuantitativas que alcanza su comportamiento y las consecuencias que este origina (dificultades escolares, conflictos familiares, deterioro social).

Esta entrada fue publicada el 22 Marzo 2010 a 13:13 y está archivada en ¡...Conflictos familiares...!: TDAH ¿Es posible mejorar la convivencia?. Etiquetado: ¡...Conflictos familiares...!: TDAH ¿Es posible mejorar la convivencia?. Puedes seguir los comentarios a esta entrada a través de RSS 2.0 feed. Puedes deja un comentario, o trackback desde tu propio sitio.

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4 comentarios:

Jordi Badia dijo...

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Anónimo dijo...

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Se trata de un trastorno de origen neurobiológico y que puede presentar 3 síntomas: •Déficit de Atención. •Hiperactividad. •Impulsividad. DEFICIT DE ATENCIÓN •Dificultades para mantener la atención concentración. •Parece que no escucha. •No siguen instrucciones. •No termina actividades. •Dificultades para organizar tareas. •Dificultades para retener datos y órdenes. •Extravían objetos. •Evitan esfuerzo mental. •Se distraen. •Descuidados en actividades diarias y actividades académicas. HIPERACTIDAD •Se remueve en su asiento. •Abandona su asiento. •Corren, saltan en situaciones inapropiadas. •Dificultades para dedicarse a actividades tranquilas. •Siempre en movimiento. •Necesidad de cambiar de actividad continuamente. •Hablan en exceso. •Propensos a los accidentes. •Dificultades en la coordinación motora. IMPULSIVIDAD •Actúan antes de pensar. •Precipitan respuestas. •Dificultades para guardar turnos. •Interrumpen actividades o conversaciones. •Dificultades para medir las consecuencias de sus actos. Afecta entre un 3-7% de la población infanto-juvenil.

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El niño con TDAH que es desatento tendrá seis (6) o más de los siguientes síntomas: •Le cuesta trabajo seguir instrucciones •Tiene dificultad para mantener su atención fija en actividades de trabajo o de juego en el colegio y en la casa •Pierde las cosas necesarias para realizar actividades en el colegio y en la casa •Parece como que no escucha con atención •No le presta atención a los detalles •Parece desorganizado •Tiene dificultad con las cosas que requieren planeación •Olvida las cosas •Se distrae con facilidad El niño con TDAH que es hiperactivo o impulsivo tendrá al menos seis (6) de los siguientes síntomas: •Es inquieto •Corre o se trepa inadecuadamente •No puede jugar en silencio •Responde de forma intempestiva •Interrumpe a las personas •No puede quedarse sentado •Habla demasiado •Siempre se está moviendo •Tiene dificultad para esperar su turno Los niños que tienen TDAH presentan síntomas durante al menos seis (6) meses. ¿Qué debo hacer si pienso que mi niño tiene TDAH? Hable con el médico de su niño. Un diagnóstico de TDAH puede hacerse solamente obteniendo información acerca del comportamiento de su niño por parte de varias personas que conozcan al niño. Su médico le hará preguntas y querrá obtener información de los maestros de su niño o de cualquier persona que esté familiarizada con el comportamiento de su niño. Su médico puede tener formas o listas para chequear, que usted y el maestro de su niño pueden completar. Esto lo ayudará a usted y a su médico a comparar el comportamiento de su niño con el de otros niños. Su médico probablemente querrá hacer exámenes de la vista y de la audición si es que estos no se le han hecho recientemente. Su médico le puede recomendar que pruebe un medicamento para ver si esto ayuda a controlar el comportamiento hiperactivo de su niño. Una prueba con el medicamento solamente no puede ser la base para diagnosticar el TDAH. 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Hable con su médico para ver qué tratamiento él o ella le recomienda. ¿Qué más puedo hacer para ayudar a mi niño? Un esfuerzo en equipo por parte de los padres, profesores y médicos trabajando en conjunto es la mejor manera de ayudar a su niño. Puede ser difícil criar a los niños que tienen TDAH. Es posible que tengan dificultad para comprender instrucciones, y el estado de actividad constante puede constituir un desafío para los adultos. Además, los niños que tienen TDAH tienden a necesitar más estructura y expectativas más claras. Usted puede tener que cambiar su vida un poco para ayudar a su niño. He aquí algunas cosas que usted puede hacer para ayudar: •Haga un horario. Fije horas específicas para levantarse, comer, jugar, hacer tarea, hacer quehaceres, mirar televisión o jugar juegos de vídeo, y para acostarse. Ponga el horario donde el niño siempre lo pueda ver. Explíquele anticipadamente cualquier cambio en la rutina. •Simplifique las reglas de la casa. Es importante explicar lo que pasará cuando se cumplan las reglas y cuando no se cumplan éstas. Escriba las reglas y las consecuencias de no obedecerlas. •Asegúrese de que sus instrucciones son comprendidas. Haga que su niño le preste atención y háblele mirándolo directamente a los ojos. Luego, con voz clara y calma, dígale al niño específicamente lo que usted desea. Mantenga las instrucciones simples y cortas. Pídale al niño que le repita las instrucciones a usted. •Premie el buen comportamiento. Felicite a su niño cuando él o ella complete cada paso de una tarea. •Asegúrese de que su niño sea supervisado en todo momento. Debido a que son impulsivos, los niños que tienen TDAH pueden necesitar más supervisión por parte de los adultos que otros niños de la misma edad. •Observe a su niño cuando él o ella esté alrededor de sus amigos. A veces resulta difícil para los niños que tienen TDAH aprender habilidades sociales. Premie el buen comportamiento durante el juego. •Fije una rutina para hacer las tareas. Escoja un lugar fijo para hacer la tarea lejos de distracciones tales como otras personas, televisión y juegos de vídeo. Divida el tiempo para hacer tarea en sesiones cortas y permita descansos. •Concéntrese en el esfuerzo y no en las calificaciones. Premie a su niño cuando él o ella trata de terminar la tarea escolar, no solamente por sacar una buena calificación. Usted puede dar premios adicionales por obtener mejores calificaciones. •Hable con los maestros de su niño. Averigüe cómo le está yendo a su niño en el colegio, en la clase, en el recreo y en la hora de la comida del mediodía. Pida que los maestros le den notas sobre el progreso diario o semanal. Algunos niños se benefician del asesoramiento psicológico o de la terapia estructurada. Puede resultar beneficioso para las familias hablar con un especialista en el manejo del comportamiento y los problemas de aprendizaje relacionados con el TDAH. Algunos estudios han demostrado que algunos colorantes y conservantes de alimentos pueden causar o empeorar el comportamiento hiperactivo en algunos niños. Hable con su médico para saber si necesita realizar algún cambio en la dieta de su niño. ¿Mi hijo va a superar el TDAH? Antes solíamos pensar que los niños superarían el TDAH. Sabemos que esto no es cierto en la mayoría de los niños. Los síntomas del TDAH con frecuencia mejoran a medida que los niños crecen y aprenden a adaptarse. La hiperactividad generalmente desaparece en los años de la adolescencia tardía. Pero cerca de la mitad de los niños que tienen TDAH continúan distrayéndose con facilidad, teniendo cambios en el humor, siendo malhumorados y son incapaces de completar tareas. Los niños que tienen padres afectuosos que les brindan apoyo y que trabajan conjuntamente con el personal del colegio, con los trabajadores de salud mental y con el médico tienen la mejor probabilidad de convertirse en adultos bien adaptados. Fuente: http://familydoctor.org/online/famdoces/home/children/parents/behavior/118.html

NOTA

LO QUE AÚN NO SE HA CONSEGUIDO

Entorno adecuado. Aunque se sitúa a los alumnos en las primeras filas y los tutores encargados de vigilar los exámenes saben de qué alumnos se trata, las pruebas aún se hacen en aulas demasiado pobladas, cuando estos estudiantes rendirían más en clases más reducidas. Distribución diferente de las pruebas. Los expertos recomiendan que los alumnos con TDAH puedan combinar las pruebas en función de su dificultad, es decir no hacer el mismo día lengua y matemáticas. De momento, tienen que seguir el orden establecidos: el primer día se concentran todas las de las áreas lingüísticas. Modificación del estilo de evaluación. Desde la Fundación ADANA se pide que no tengan que hacer un sobreesfuerzo narrativo en las respuestas de los exámenes, por eso piden preguntas abiertas y otras de opción múltiple. Evaluación. Este es el aspecto más importante de las demandas: las familias afectadas reclaman que la evaluación la realicen personas conocedoras del trastorno, sus repercusiones lingüísticas y dificultades para ordenar ideas.

PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD

Adaptaciones de acceso JUSTIFICACIÓN El TDAH es un trastorno de ejecución, de rendimiento, no de aprendizaje (Barkley 2005). Son alumnos con verdaderas dificultades para trabajar con lo que saben o han aprendido anteriormente lo que se refleja a la hora de demostrar los conocimientos adquiridos en el momento de ejecutar una prueba. Sus principales dificultades son: 1.- Capacidad atencional mermada ante una tarea compleja y larga, lo que repercute en dificultades para estructurar, organizar y planificar la información. 2.- Pocas habilidades lingüísticas de narración escrita. 3.- Cometen errores durante los exámenes a la hora de identificar las ideas relevantes y expresarlas de forma ordenada. El discurso es pobre, desorganizado, exento de aspectos importantes y con interferencias no relevantes. 4.- La impulsividad provoca la precipitación en las respuestas, dedicar poco tiempo a los aspectos importantes y demasiado a los detalles. PROPUESTA DE ADAPTACIONES PARA ALUMNOS CON TDAH ESPACIO Y TIEMPO * Aulas reducidas: proporcionar un espacio o entorno adecuado que facilite la atención (para disminuir los estímulos distractores). * Respetar el tiempo que el alumno necesita para realizar la prueba. * Marcadores de tiempo: Hacer recordatorios durante la prueba del tiempo que queda. * Descansos: Dividir las pruebas en partes y hacer pequeños descansos entre prueba y prueba (cansancio y sobreesfuerzo provoca que cometan errores y mala presentación). DISTRIBUCION DE LAS PRUEBAS * Modificar el orden establecido de la aplicación de las pruebas para que se puedan combinar en función de su dificultad. SUPERVISION * Antes de empezar la prueba, leer en voz alta el examen y verificar que el alumno entiende las preguntas. * Permitir en cualquier momento el acceso a las instrucciones. * Recordar al alumno que revise el examen antes de entregarlo y supervisar que ha respondido todo antes de que entregue la prueba. * Si no consigue centrarse en la prueba, guiarlo para ayudarle a reconducir la atención. FORMATO * Intentar que el enunciado sea sencillo y concreto. * Destacar las palabras clave en negrita * Evitar dar más de una instrucción a la vez. * Combinar diferentes formatos de preguntas en una misma prueba: combinar preguntas abiertas y de opción múltiple. * Preguntas abiertas: ofrecer una guía de la estructura. * En las preguntas de respuesta corta dejar el espacio aproximado para responder. SISTEMA DE CORRECCION Tener en cuenta el trastorno a la hora de corregir los exámenes y no perder la perspectiva de dificultad. Los alumnos con TDAH deberían ser evaluados por personas con conocimientos sobre el trastorno para poder distinguir si nos encontramos ante un alumno con TDAH que no dispone de los conocimientos, de otro que presenta serias dificultades para demostrar lo que sabe. STILL - Asociación balear de padres de niños con TDAH stilltdah@yahoo.es www.still-tdah.com Telf. 97 149 86 67 – Columba Suinaga